enero 29, 2013

PREMIOS TRUÑOLIBRO 2012


Tras intensa deliberación el jurado de ALQP ha decidido por unanimidad DECLARAR SIN GANADOR (QUE NO DESIERTO) EL PREMIO TRUÑOLIBRO A LA PEOR OBRA LEÍDA EN 2012.

Este resultado, que en cualquier certamen normal llevaría al desánimo, es sin embargo aquí motivo de alegría y alborozo, pues significa que durante un año mis sentidos han permanecido a resguardo de los nefastos efectos de la prosa emponzoñada.

Tampoco hay que creer que en 2012 todos los libros que he leído han sido buenos. El mal siempre acecha y puede anidar tras un título sugerente, agazapado bajo la respetabilidad de un autor laureado o campando a placer por la nueva obra de ese escritor cuyo anterior libro tanto te había gustado.  Pero, llámenme blando, ninguna de estas obras ha sido tan horripilante como para figurar al lado de truños tan reconocidos como “El pont dels jueus” o “El Ángel Perdido”.

En todas las novelas que he leído en 2012 he hallado algún elemento rescatable,-oculto a veces, bien es cierto- que acababa redimiendo el escrito. Quizá la excepción haya sido “Trapos sucios” de David Lodge, en la que nada bueno he encontrado, pero se trata de un libelo tan insustancial que no merece premio alguno, tan siquiera el de peor libro.

Reconozco también que en esta decisión pesa un cierto espíritu corporativo, exacerbado desde que vuelvo a escribir. Y es que no puedo tildar como truño la obra de autores aún no consagrados, con lo difícil que está esto de tratar de vivir de la literatura.

Por tanto, este año el premio no se dirige a ninguna obra ni autor concreto sino que tendrá un carácter genérico.

El premio Truñolibro 2012 va dedicado a todos aquellos autores que creen que un libro serio no puede tener menos de 500 páginas y que se aplican a ello inflando con toneladas de letra vacua obras que, despojadas de tanta paja literaria, ganarían una barbaridad.


Imagino que Santiago Posteguillo reúne méritos más que sobrados para recibir el premio en nombre de tantos y tantos autores.  Pero se salvará ya que aún no he leído ninguno de sus libros –no me atrevo- y solo puedo juzgarlo por el amedrentador grueso de  sus tomos, con los que podría calzarse un Boeing. Por tanto,  hago custodio del premio a Félix J.Palma, cuyas novelas casi dislocan mis brazos y sobre las que en su día recomendé, con todo cariño, pasar una buena tijera podadora. 

Felicitando a los que se crean merecedores de esta distinción, sólo queda esperar que en 2013 el certamen continúe sin ganador. Nuestra salud mental lo agradecerá.