septiembre 19, 2013

Mario Puzo OMERTÀ

"El Don comprendió que la gloria de Estados Unidos residía en la aparición de grandes familias y sabía que la mejor clase social procedía de hombres que, al principio, habían cometido grandes crímenes contra la sociedad. Aquellos hombres que trataban de hacer fortuna habían construido también Estados Unidos y habían dejado que sus malas obras se fueran desintegrando hasta convertirse en polvo olvidado"

No había vuelto a coger un libro de Mario Puzo desde que en mi adolescencia –y de eso hace mucho, muchísimo tiempo- leí El Padrino. Fue una de las primeras novelas de temática adulta a las que me enfrenté –debía tener unos 14 años- y resultó determinante en mi futura afición tanto por la lectura como por las historias de gangsters. Sin embargo, aquel impacto fue superado con creces cuando descubrí  las películas. No me extenderé sobre lo excepcional de la colaboración entre Mario Puzo y Francis Ford Coppola. Baste decir que, aunque soy de los que siempre prefieren el libro a la película, decidí que las historias de Puzo estaban hechas para ser disfrutadas en la pantalla grande y no comprimidas entre los renglones de una novela.

Leer Omertà me ha redimido de aquel error. Omertà no es un guión en espera de ser adaptado al cine sino una novela bien estructurada y que sabe explotar los recursos narrativos propios de la literatura de género. El libro exhibe un estilo sencillo, muy a la americana, pero bien estructurado. Su trama reúne casi todo cuanto podemos esperar en una historia de la mafia: grandes capos, mafiosos de base, policías y políticos corruptos, idas y venidas entre Sicilia y Estados Unidos,  luparas y metralletas, guerras entre clanes, códigos de honor, vendettas rurales y mucho, mucho olor a pólvora.  Pese a todo, el argumento apenas es previsible y deja lugar para la sorpresa.

Mario Puzo escribió Omertà en 1999 y falleció de un infarto antes de verla publicada.  Teniendo en cuenta que el escritor no conoció ni el 11-S ni crisis como la de Lehman Brothers, sorprende lo premonitorios de algunos de los párrafos de libro. Un rasgo que define a un tipo que, más que visionario, estaba perfectamente informado de lo que escribía.

"Las hipótesis reconocían la imposibilidad de aprobar aquellas leyes (...)que recortarían los derechos de los ciudadanos (...) antes de que alguien consiguiera finalmente hacer saltar por los aires una buena parte de una urbe metropolitana"

"¿Por qué se iba a molestar uno en montar negocios ilegales, siendo así que resultaba mucho más fácil robar millones creando tu propia empresa y vendiendo acciones a la gente?"

En definitiva, vale la pena releer a Puzo, aunque solo será para recordarnos que cine y literatura no son placeres excluyentes, sino muy complementarios.

septiembre 13, 2013

Jesús Carrasco INTEMPERIE

“La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror, él había levantado la espada en vez de poner el cuello.”

Intemperie ha sido una de las revelaciones de 2013, uno de esos libros que, aupados de forma viral, se han llegado a convertir en un pequeño fenómeno. Lo significativo es que esta notoriedad no se ha conseguido en base a ninguna nueva fórmula narrativa, sino recurriendo a un género con tanta tradición en España como es el drama rural.

Intemperie narra con excelente prosa las cuitas de un niño que huye y del cabrero que le da refugio, enfrentados ambos a una naturaleza hostil y a unos hombres sin entrañas. Se ha comparado mucho a Jesús Carrasco con Delibes por el protagonismo que logra otorgar al paisaje. Y es cierto pero, puestos a buscar paralelismos, debo reconocer que esta obra me ha recordado mucho a La Familia de Pascual Duarte, donde la degradación humana y la violencia son una constante.

La trama de este libro es demasiado simple para ser tenida en cuenta. Su fuerza reside en el omnipresente paisaje en el que se enmarca. Un territorio duro, semidesértico, cuajado de peligros y abandonos. Por desgracia, la obra se sustenta también en base  a las minuciosas descripciones con las que el autor nos regala, desde la forma correcta de cargar a un burro hasta cómo debe ordeñarse una cabra, explicadas con todo lujo de detalles y haciendo gala de unas expresiones extrañísimas, al menos para quienes no somos -muy pero que muy- de pueblo.

¿A quien recomendar este libro? Es difícil precisarlo. El lector urbanita debería enfrentarse a Intemperie consciente de que el mundo que descubrirá está tan alejado de él como el planeta Kriptón o La Tierra Media. Eso sí, quien goce del mundo rural y del western camuflado disfrutará con su lectura. Aquel que busque a Delibes no lo encontrará, pero es posible que la novela le agrade. Y quien aún crea que el boca a boca es la forma más sincera de promoción literaria es posible que se lleve una sorpresa.

En mi caso debo reconocer que he disfrutado del dominio del lenguaje de este autor y poco más. Sin restarle méritos a Jesús Carrasco, que los tiene, Intemperie no es mi libro.

Benito Pérez Galdós TRAFALGAR; CÁDIZ (EPISODIOS NACIONALES)

Amo todas esas fortalezas que ha ido levantando la historia, para tener yo el placer de escalarlas; amo los caracteres tenaces y testarudos para contrariarlos; amo los peligros para acometerlos; amo lo imposible para reírme de la lógica, facilitándolo; amo todo lo que es inaccesible y abrupto en el orden moral, para vencerlo; amo las tempestades todas para lanzarme en ellas, impelido por la curiosidad de ver si salgo sano y salvo de sus mortíferos remolinos; gusto de que me digan “de aquí no pasarás” para contestar “pasaré”


Benito Pérez Galdós fue un autor extraordinariamente prolífico. Sólo sus Episodios Nacionales abarcan cuarenta y seis novelas, divididas en cinco partes. Este verano he recuperado al escritor canario releyento Trafalgar y Cádiz, dos libros pertenecientes a su primera serie, la protagonizada  -salvo Gerona- por el joven Gabriel de Araceli.


¿Qué supone enfrentarse al universo galdosiano en pleno siglo veintiuno? Ante todo un inmenso placer, el derivado de reencontrarse con una obra que, en lo esencial, es atemporal.  Subrayo lo de “en lo esencial”, ya que que entenderé que el estilo pueda parecer desfasado a quien se acerque con mirada actual a estos Episodios Nacionales. Y quizá sea cierto, por más que la escritura de Galdós, como testimonio de tiempos y usos pasados, me encanta tal cual es. Pero por encima de estas consideraciones su mensaje es universal y sus reflexiones sobre España siglo y medio más tarde siguen de plena actualidad.


“Los dos bandos que habían nacido años antes y crecían lentamente, aunque todavía débiles, torpes y sin brío, iban sacudiendo los andadores, soltaban el pecho y la papilla y se llevaban las manos a la boca, sabiendo que les nacían los dientes”


Galdós es uno de los grandes del siglo XIX. Quizá sus Episodios Nacionales carezcan del sentido de la aventura de un Dumas o de la grandiosidad épica de Tolstoi, pero a cambio aportan una visión periodística que insufla de frescura y verosimilitud a una crónica que, con la ficción como excusa, disecciona casi cien años de nuestra historia.

Recuerden que buena parte de la obra de Galdós, incluyendo muchos de estos episodios, puede descargarse de forma legal y gratuita desde plataformas como Amazon.

Dan Brown INFERNO

Yo soy la sombra. Yo soy vuestra salvación. De modo que aquí estoy, en lo más hondo de esta caverna, contemplando la laguna que no refleja las estrellas. Hundido en este palacio sumergido, el infierno se cuece bajo las aguas. Pronto estallará en llamas. Y, cuando lo haga, nada en la Tierra será capaz de detenerlo.

Cualquier mortal puede reforzar su prestigio intelectual poniendo a parir a autores como Dan Brown. Es fácil y hacerlo eleva nuestro caché como iniciado en los arcanos de la Verdadera Literatura, sobre todo si nos movemos en entornos con escasa afición a leer. Pues bien, aunque todos tenemos prejuicios, yo en primer lugar, este blog intenta alejarse de dogmas y juicios preestablecidos. Bajo este prisma trataré de analizar la presente obra.

He leído varios libros de este autor. El Código da Vinci me pareció un plagio enfocado con mucha habilidad hacia un público que jamás percibiría la suplantación y recibiría el mensaje como un verdadero descubrimiento. Un acierto muy rentable para Dan Brown, quien supo ver el filón donde tantos otros habían pasado sin imaginarlo siquiera. Ángeles y Demonios logró entretenerme sin más. Y El Símbolo Perdido es uno de los mayores truños que he leído en mucho tiempo. Por tanto, al enfrentarme a Inferno podía esperarme cualquier cosa.

El resultado,tras leerla, es que me ha gustado.

Inferno reúne bastante de lo que se necesita para hacer agradable una lectura veraniega: es ligera, con la acción bien dosificada, se desenvuelve en parajes muy atractivos, plantea temas de actualidad y tiene un importante componente didáctico

Dan Brown sigue fiel a un estilo que, de puro neutro, hace casi imposible encontrar en él un ápice de literatura. Repite también protagonista y esquema general de la obra: el profesor Robert Langdon dispondrá de poco más de veinticuatro horas para descifrar un peligroso enigma, que en este caso pivota en torno a la figura de Dante . Como en anteriores obras Langdon se acompaña de una bella joven y la acción se desarrollará en escenarios muy atractivos, como Florencia, Venecia o Estambul.

En definitiva, Inferno es un divertimento que, de rondón, plantea también algún asunto interesante de fondo, como el problema de la superpoblación o los límites de la ciencia.